Un Sentimiento de Festividad

La Festividad del Pino constituye una parte muy importante del verdadero subconsciente del pueblo canario, hecho que se presenta, además, tanto en el creyente como en el no creyente, y está tan unido a la gran fuerza de sus tradiciones y tan vinculado el canario a las celebraciones correspondientes que no hay un solo hijo de la Isla, encuéntrese donde se encuentre, que no sienta en su espíritu, en esas fechas, esa especial desazón con la que se nos anuncia toda una gran fecha que hay que rememorar y respetar.

Tanto es así que a través de todos los regímenes políticos que nuestro país ha tenido en estos seis siglos, ni uno solo de sus años se ha dejado de respetar la celebración de esta Fiesta. Tal vez pueda hacerse mención a que se trata de un movimiento colectivo de origen inconsciente donde caben razones que aluden a la ciencia y a la inconsciencia, a la superstición o a la convención social, pero es lo cierto que ahí está el logro de la unidad y la unanimidad en lo religioso por encima de otra consideración humana.

¿Es acaso ese sentimiento freudiano de la búsqueda anhelosa de una paternidad ausente lo que nos lleva a todos a considerar inmutable y superiormente respetable esta tradicional y filial festividad?. No nos hagamos demasiadas preguntas. Pero sea cual fuere el motivo, que todos y cada uno lo tenemos ante ese hermoso día de Teror, he aqui la Festividad del Pino y también el hecho de que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria acordó mantenerla con pleno sentimiento participativo entre las fiestas locales de primer rango y con la decisión de estar en la tradicional Ofrenda con su carroza, que quiere ser, como siempre, original y bella. Y, por último, confiemos además en que todos vayamos allí para acentuar en tal fecha el mas firme proyecto de paz y fraternidad en nuestra querida Isla.