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jueves, 7 de octubre de 2010

La Virgen del Pino siempre ha reinado en Gran Canaria


Apesar de que en el año 2005 se celebró el centenario de la Coronación Canónica Pontificia de la Virgen del Pino, su imagen ya aparece coronada siglos atrás. En 1904, coincidiendo con el 50º aniversario de la definición dogmática de la Inmaculada, se cree que el párroco de Teror, don Judas Antonio Dávila, sugirió que uno de los actos de celebración podría ser la Coronación Canónica de la Virgen, opción que recibió el visto bueno del Vaticano y que permitió la Coronación Canónica Pontificia de la Virgen al año siguiente. Para ello, el maestro orfebre Márquez confeccionó una corona de oro de 18 kilates a partir de las joyas donadas por las mujeres canarias que, desgraciadamente, fue sustraída el 16 de enero de 1975.

Pero en los siglos XV y XVI ya habitaba en la mentalidad del pueblo la creencia de que la Virgen tenía la condición de Reina, y como tal había de llevar una corona. Por ese motivo, la imagen de Nuestra Señora del Pino fue coronada mucho antes de 1905; de hecho, en el primer escrito conocido sobre ella, un acta de 1558 redactada por Diego Deza que se custodia en el Archivo Parroquial de Teror, recoge dos imágenes de la Virgen, ambas coronadas. Eso significa que con anterioridad a esa época ya existían coronas de la Virgen y, aunque no existe rastro de ellas, el insigne don Vicente Hernández, cronista oficial de la Villa de Teror desde 1994, opina que una de ellas era de plata y la otra de estaño. Parece ser que la mayor de las figuras es la talla que actualmente preside el altar de la Basílica de Teror, restaurada por última vez en 1974, y la otra figura, de origen prehispánico, fue, según don Vicente, mandada a enterrar por el obispo Suárez de Figueroa por su tosquedad.

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