Buscar en este Blog

Seguidores

lunes, 15 de noviembre de 2010

Semana Santa de Las Palmas de Gran Canaria

Semana Santa isleña de inefable memoria: traje nuevo bordado, zapatos de charol… Ruidosos triquitraques del Sábado de Gloria: humo de sahumerio, algarabía y sol.

Con estos pocos, pero hermosos y elocuentes versos, verdaderos espejos de un tiempo y un acontecer, plenos de los sentimientos más íntimos de tradición, de devoción, de luminosas mañanas procesionales, que colmaron y colman la memoria de muchísimas generaciones de grancanarios, describía la Semana Santa isleña la admirada poetisa y escritora Josefina de la Torre, vinculada a la Generación de 1927.

Pasados los carnavales, en los largos cuarenta días de la Cuaresma, el ambiente de la ciudad, muy en especial en los barrios procesionales de Vegueta y Triana, el ambiente se impregnaba poco a poco de una incipiente inquietud, de un ánimo muy especial por la cercanía de la que nuestros antepasados denominaban como Semana mayor isleña o Semana Mayor del año, para la que debían las familias prepararse para asistir, tan correctamente dispuestos en lo espiritual, pero también en lo material, como mandaban los cánones tradicionales, a los diversos actos solemnes que llenaban todos los días de aquella semana, o acudir a las casas de familiares y amigos desde las que se podía disfrutar del paso de las procesiones y eran obsequiados con dulces y refrescos, propios de una singular gastronomía y repostería que afloraba en esos días del año marcados por el ayuno y la abstinencia, como nos recuerda Domingo J. Navarro.

En la actualidad, cuando estas históricas y tradicionales celebraciones cobran de nuevo un enorme auge, como se ha señalado recientemente desde la Unión de Cofradías, Hermandades y patronazgos de Gran Canaria, también ya desde los días de la cuaresma se vive y se palpa en los barrios históricos laspalmeños un ambiente intenso, pleno de vivencias cofradieras, en los ensayos y preparativos que realizan hermandades y patronazgos, en los pregones de cada una de ellas y en el oficial de la Unión de Cofradías en la Catedral de Canarias.

En fin, los primeros pasos de unas celebraciones de lo que nuestros antepasados denominaban Semana Mayor del año, que en nuestros días vuelve a tomar carta de naturaleza plena, pero acorde a los tiempos actuales, en las que se acumulan siglos de historia, un rico patrimonio artístico–cultural, un verdadero acervo espiritual y religioso, que son exponentes del ser y el sentir isleño, con imágenes tan gráficas como esa bellísima estampa de la mañana del Viernes Santo cuando, bajo el palio de las palmeras vegueteras, entre cientos de mantillas blancas, avanza el Cristo de la Sala Capitular , acompañado por la Dolorosa de la Catedral (exquisita obra de la imaginería de Luján que procesiona sobre el espléndido trono que en 1943 talló para ella el célebre escultor grancanario Juan Jaén). Una expresión más de ese crisol de culturas que, tras tantos siglos de encuentros y de caminar por el Atlántico entre tres orillas, hacen de esta ciudad una verdadera capital cultural europea y universal.

Y, con estos prolegómenos, con su espléndido pasado y su presente que reluce de nuevo con intensidad, surge la leyenda de la tradición; Vegueta y Triana son barrios de ensueños y quimeras donde se revive con acento isleño la Pasión.

Juan José Laforet

No hay comentarios:

Publicar un comentario