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domingo, 10 de octubre de 2010

Entorno a 1905

Coronas tuvo la Patrona desde los primeros tiempos, como se escribe en un acta de la visita del Obispo Diego Deza a Teror el 12 de marzo de 1558 (primer documento del Archivo Parroquial). En este escrito se detalla la existencia de dos imágenes de la Virgen con sus respectivas coronas, en una de ellas su consigna que tenía una corona de estaño. Creemos que esta imagen fue la primera entronizada en Teror en tiempos prehispánicos y mandada a enterrar en 1590 por el Obispo Suárez de Figueroa por considerarla de hechura tosca.

El Obispo Padre Cueto solicitó del Vaticano la Coronación Canónica, resuelta por Pío X a través del Secretario de Estado Cardenal Merry del Val. Los periódicos de la época relataron el desarrollo de la ceremonia del 7 de septiembre; misa Pontifical, sermón, procesión en la puerta mayor del Santuario y Coronación Canónica. El maestro Valle ejecutó una composición musical con acompañamiento de órgano y orquesta. Con motivo de la Coronación Canónica se acuñó una medalla conmemorativa diseñada por el Presbiterio Don Marcelino Miranda Suárez, con su inscripción aparecida milagrosamente en la isla de Gran Canaria, Villa de Teror, el 8 de septiembre de 1481.

El Padre Cueto, Obispo de 1891 a 1908 fundó en Gran Canaria las parroquias del Puerto de la Luz, Bañaderos y El Carrizal. Estableció en Las Palmas las Dominicas, las Hermanitas de los Pobres, las Siervas de María, y los Franciscanos. Gestionó y consiguió el título de Universidad Pontifícia del Seminario Conciliar. Terminó el frontis de la Catedral de Canarias y su designación como Basílica.

En 1905 el Curato de Teror lo constituían el párroco Don Judas Antonio Dávila y los coadjutores Don Marcelino Miranda Suárez, Don Juan Quintana y Don Manuel Hernández Ageno.

Don Judas Antonio Dávila fue el promotor de la construcción del Convento del Císter, adquirió en Inglaterra el actual órgano de la Basílica. El día de la ascensión de 1908 tuvo lugar su entierro. Fue uno de los últimos prototipos de los buenos curas de principios de siglo y de una gran humanidad. El alma de la edificación del Convento del Císter y de la Coronación de la Virgen del Pino fue don Judas Antonio Dávila.

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