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jueves, 16 de septiembre de 2010

Festividad de Nuestra Señora de Los Dolores 2010: Nuestra Señora de los Volcanes

Caminantes y visitantes en general se unieron a la Romería en una manifestación festiva y emblemática de la cultura canaria. Constituye una de los actos principales de la festividad, celebrándose desde hace años hasta convertirse hoy día en unas de las romerías más fervientes y populares de las Islas Canarias junto con la romería de la Virgen del Pino de Teror. El pueblo de Lanzarote con este gesto quiso seguir agradeciendo a Nuestra Señora de Los Dolores el milagro: detener el manto de lava que amenazante se cernía sobre las pueblos de Mancha Blanca y Tinajo.

Bastó su presencia en abril de 1736, para que de repente, y a los pies de Nuestra Señora, la lava retrocediera por coladas anteriores hasta pararse definitivamente. La Virgen de Los Dolores mereció entonces el sobrenombre de Virgen de las Volcanes. Durante el desarrollo de los actos festivos, se programan actuaciones de artistas consagrados para el público generalmente más joven. Así, en estos últimos años hemos podido de disfrutar de actuaciones de la talla de Rosana, Carlos Baute o Ramón del Castillo.

Ayer día 15 de septiembre de 2010, tuvo lugar la Solemne Eucaristía presidida por el Obispo de Canarias, Don Francisco Cases Andreu, en la plaza de los Dolores y posterior procesión con la imagen de la Virgen de los Dolores, la Excelsa Patrona de la isla de Lanzarote.

En Abril de 1736, fecha de las erupciones volcánicas, un franciscano, el P. Guardián, convoca y calma al pueblo para organizar una rogativa portando la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, y dirigirse al encuentro de las corrientes de lavas. La fervorosa procesión se situó en la Montaña de Guiguán y allí prometieron solemnemente construir una ermita a la Señora si ella conseguía contener la desolación que se estaba consumando. Un individuo decidido y valiente, abrazado a una cruz de tea, se adelantó cuanto pudo al hirviente magma y clavó la cruz mientras los presentes lloraban y rogaban con fe titánica. Cuando el río de lava llegó a los pies de la cruz, aquél se detuvo, dejando de sepultar nuevas tierras y desviándose hacia las petrificadas escorias de anteriores erupciones.

Las promesas hechas a la Virgen en días aciagos y desesperantes, se olvidaron tan pronto como los insulares tuvieron paz y tranquilidad. Tinajo solo contaba con un par de ricos entre los que contaba Juan Antonio Acosta, padre de Juana Rafaela Acosta Umpierrez pastorcilla de cabras de tan solo nueve años de edad (año 1774).
Cuidaba la niña las cabras un día cuando una mujer enlutada la saludó amablemente y le dijo: "Niña, ve y diles a tus padres que cumplan los vecinos la promesa de construir la ermita, pues de lo contrario correrá el volcán de nuevo". La niña contó este encuentro a sus padres los cuales no la creyeron y riñieron por tales embustes. Días mas tarde, la niña vuelve a ver a la mujer que le dice el mismo recado, pero ella se niega alegando que sus padres la castigan por no creerla.. Pero, la Santísima Virgen, que no era otra la mujer de luto, puso su mano sobre los hombros de la niña diciéndole: "Ve, ahora te creerán". Los padres de Juana Rafaela se quedaron atónitos y sin habla, sorprendidos de ver la sombra morada, en forma de fina y bien proporcionada mano, que mostraban los hombros de la niña. A Juana Rafaela la llevaron al templo matriz para mostrarle las diversas imágenes de la Virgen, y en la de Nuestra Señora de los Dolores la niña reconoce a la mujer enlutada. A partir de ese momento todos los vecinos, ricos y pobres, se afanarán por edificar la ermita prometida en aquellas casi ya lejanas fechas de angustia y desolación. La terminación de la obra duraría alrededor de 10 años. Desde el milagroso acontecimiento que corrió de boca en boca por toda la isla, la devoción hacia la Virgen de los Dolores mostraba a vecinos aportando limosnas para el culto y conservación de la ermita, bien en dinero, productos del país o cesión de terrenos.

El 31 de julio de 1824, a las siete de la mañana eruptó el volcán de la Capellanía del Clérigo Duarte, entre Tao y Tiagua. Los vecinos constituyeron una procesión encaminada desde Guiguan hacia la Vegueta. Llegando a las faldas de Tamia, por el camino del Tiagua a Tao, todos los concurrentes, rodilla en tierra, imploraron a Nuestra Señora que no permitiera que las tierras fueran de nuevo desoladas y sus bienes malparados. Al rato el volcán dejó de vomitar lava para expulsar solo columnas de humo. Tras este nuevo milagro a la Virgen de los Dolores se la proclamo como Señora de los Volcanes.

En 1850 la ermita fue cerrada por el obispo D. Buenaventura Codina para su restauración. Las obras acabaron entre 1854-60 volviéndose a abrir en 1861.
En 1988 hubo que hacer otra restauración por culpa del deterioro. El 18 de Junio de este año se trasladaron los objetos a la Parroquia de Tinajo. Sobre la 1 del mediodía fue cuando sacaron la imagen de la Virgen y dos horas después se derrumbó la cúpula de la ermita. (Como si hubiera estado esperando a que se marcharse).

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